El escaparate
aplasta narices
No
es que sea una tienda espectacular , ni que tengan un genero exquisito , no que
va , es una vieja y mugrienta droguería de barrio , de esas con fachada de
madera y carteles de otros tiempos , pintados por un tipo que o cría malvas o
hace ochos con un bastón en la arena de un parque , y tampoco es una de esas
tiendas donde una vez al día viene el empleado de una empresas de limpieza de
cristales y con un virtuosismo desmesurado le pega una limpiada que dan ganas
luego de plantarse delante y sacar la lengua y darle un buen lametazo , como a
un helado transparente y fresco , como a una pared de hielo pulido , pues no ,
tiene tanta roña que las esquinas de la luna marranean , y en la base del
escaparate se agrupan diversos cadáveres resecos , casi huecos , de polillas,
moscas grandes y mosquillas pequeñas ,donde se enseñan mistoles en diferentes
tamaños y presentaciones, legías Neutrex , cepillos de cerdas (esto siempre me
ha interesado , sobre todo saber quien le puso ,cerdas a esos pelos duros del
cepillo) , escobas , montañas de papel higiénico de doble capa , y si tienes
suerte un dispensador de gel para el baño en forma de elefante o de señor gordo
en la bañera , eso en el grande , porque al otro lado del portalillo de entrada
a la tienda hay otro escaparate , alargado y triste , a veces con unos , mas
mugrientos aun , estantitos de cristal sujetos por unos ángulos de latón ,
donde el tendero con gran esmero ha colocado , unas latas de betún Kiwi , unas esponjitas
limpia botas muy aparentes que te dejan las uñas negras , tintes naturales y
carteles , muchos carteles , este escaparate se llama “Escaparate de no sé que
poner dentro” , entonces el tendero siente cierto estrés por colocar allí , LO
QUE SEA y los carteles parecen una buena solución , muestrarios de pinturas
Bruguer , colocadas en abanico , listados de impresora con diferentes servicios
, tipo “Se hacen llaves” , y después añade , “De coche y mandos a distancia” ,
dudas de la pericia del droguero para “Hacer mandos a distancia” , pero también
eres benevolente y sabes que solo es una cuestión sintaxis , también encuentras
carteles “De relleno” que pone ,” gomas para olla” , carajo , jamás he comprado
una “Goma para olla” , y decides quedarte un rato en el escaparate ,
disimulando mientras decides de qué color te gustaría pintar algo , lo que sea ,mirando
el muestrario de pinturas Bruguer ,con la esperanza de que aparezca , que
seguro que lo hay , el comprador de una “Goma para olla”, no aparece.
Sin
embargo una señora taponcete entra en la tienda , entonces ocurren dos cosas
,la primera , el sonido de la puerta , es un clamor de cosas raras , un muelle
que no se sabe muy bien para qué sirve , quizá para controlar el ímpetu de tu
entrada en el establecimiento , otro muelle que se supone que cierra la puerta
de manera suave y controlada , pero que se atasca a mitad y la deja entre
abierta , y después la campanilla , tiene más grasa que los bajos de un bus de
la EMT , pero aun suena , clamando justicia para las campanillas pre jubiladas
, y sin ser atendida por sus maltratadores , pero si ,escuchada por los
clientes , que estoy seguro se sienten identificados con su lamento , bueno
después ocurren más cosas , sobre todo el olor , recordemos que la puerta no se
ha cerrado y de dentro escapan gases extraños como ventosidades de un gigante o
de un zepelín , el caso es que la amalgama de olores forma un todo descriptible
, es algo así , una ensalada de olor a Don limpio , moho de estantería con
carcoma , cajas de cartón , Cristasol del de antes , aguarrás y sudorcillo rancio
, almacenado en años y años de tendero policromatico en matices y aromas , es
algo así , y si te pones exquisito encontraras algún matiz a bata de andar por
casa de señora gordita y tapóncete tipo abuelita entrañable , con colonia a
granel , y si quieres , quizá una pizca de blanco de España y añil.
Y
luego el dialogo , es lo mejor , yo disimulo , hago ver como si leo los
carteles , mientras escucho, goloso de
costumbrismo mañanero de barrio.
-Hola Gaspar , ¿Cómo esta Antonia?.
-Bien , doña Agripina , ya no baja a atender
, dice que por la ciática , ¿Y don Zacarías ?
, búa , lo menos hace tres meses que no le veo.
-Pues allí esta , sentado en la mesilla ,
con el ABC , y sus manías.
-Bueno , ¿Qué le pongo?.
-Pues quería desatascador para el retrete.
-Ahora mismo , Doña Agripina , aquí lo tiene
, ¿algo más?.
-No Gaspar , nada más , que no están los
tiempos….
-Que me va a decir a mí.
-Pues
sí , pues si , ale a seguir bien , y salude a Antonia.
-Y usted a Zacarías.
La
abuelita sale de la tienda , no sabe que el bote de desatascador Jhonson ,que
lleva se puede utilizar como ingrediente en una bomba casera , Gaspar el
tendero , parece que tampoco lo sabe , yo insisto con los carteles del
escaparate pequeño ,y paso desapercibido.
Más
tarde me decido por averiguar algo del interior , no quiero pasar , tendría que
comprar algo y no quiero nada , además me deprimen estos sitios.
Me
acerco al palco principal , al escaparate grande , y me sitúo en la mejor
butaca , en el centro , junto a una pila de cubos rojos de fregona , parecen
golosinas gigantes , ¿Por qué los hacen tan apetitosos? , son cubos de fregar
no tartas de la selva negra , pero en fin , no veo nada , la oscuridad reinante
en el mundo droguero impide realmente ver lo que pasa dentro , solo se ven tenues
reflejos de un fluorescente encima de un largo mostrador de madera , pego un
poco la punta de la nariz en la luna del escaparate , noto la nariz fría , la mía
es grande y tengo una especie de bolinchon al final que me da cierto aire
Depardieu , pero no tan grande , sigo sin ver una mierda , mierda sí , es
evidente aun sin pegar la nariz , pero quiero saber más , ¿cómo es el droguero?
, quiero imaginar a Antonia , saber ¿Por qué ya no quiere atender? , aunque sea
por la ciática , desde luego, me lo puedo imaginar , pero no , lo quiero de
primera mano , arrimo mas la cara a la luna y mi nariz , que es de
cartílago digamos bastante blandorro se deforma un poco,
intentando adaptarse a la superficie plana y cristalina de la luna , se ve algo
mas , puedo ver a un hombre alargado , con gafas muy grandes de pasta y con
bata blanca , pego mas la cara , pero miro de reojo por si alguien me sorprende
en tan ridícula postura , mis labios se deforman un poco y se abren, dejando una pequeña mancha de baba en la luna
y trasmitiendo está un poco de su suciedad a mis labios , que asco , pero estoy
como drogado , atrapado , me doy cuenta de lo estúpido de la situación pero no lo
puedo evitar , de pronto horrorizado descubro que me mira un niño pequeño desde
su altura bajita , yo sigo adherido a la luna e intuyo que mi cara ya está muy
deformada , es como cuando haces esa gracia y alguien te ve desde el otro lado
, pareces un sapo aplastado contra un avión que despega , pero en este caso no
es voluntario , ya no , al menos no puedo despegarme del escaparate , estoy
atrapado. El niño pequeño sale corriendo gritando –Mama , mama , mira un loco-
, la mama le dice -Ven hijo ven , a ver si te va a morder- , Dios mío hace unos
minutos yo era un señor normal , la gente me decía buenos días y esas cosas ,
ahora temen que les muerda a sus retoños ¿Qué está pasando?.
En
mi lucha para deshacerme de la luna del escaparate veo al droguero en su
interior , baila un curioso baile ,
saltando sobre una pierna y haciendo cosas con las manos , después veo un
cartel luminoso encima de las estanterías de madera , repletas de productos
clásicos de una droguería , en el artefacto luminoso aparece en rojo el numero
54 , podía pensarse que es para coger la vez , pero por cómo se comporta el
droguero bailarín intuyo que es un contador de narices aplastadas , de pronto
el tío deja de bailar a lo largo de la tienda y se planta delante de mí ,
sonríe y me dedica un extraño baile de claque , después presiona un botón gordo
y rojo que hay en el mostrador , el 54 se convierte en un 55 mediante un cambio
de palitos de esos que forman los números ,. Y mi mejilla y mi nariz suena
FLuoooop y se despega como esos artefactos para poner en las lunas de los
coches que se sujetan al vació y que hay que lamer previamente , yo me separo
asustado de la luna del escaparate y tambaleándome marcha atrás , y acabo
sentado en un banco que hay en la calle frente al escaparate , me toco la cara
, esta fría , fría y plana , mi cara conserva la forma adquirida cuando me
aplaste sobre la luna de cristal , palmoteo mi cara asustado intentando ver con
el tacto , entonces me doy cuenta de que
hay un gran espejo en el centro del escaparate , tiene un marco dorado y es muy
barroco , en la parte de abajo pone en letras labradas en la madera que
acompañan la forma ovalada del marco , “Especial para narices aplastadas” , juraría
que antes no estaba allí , me levanto y me miro , es terrible , mi cara es tan
grotesca que tengo la seguridad de tener trabajo en el circo para siempre , de
pronto noto la presencia de alguien detrás de mí , es una chica , muy elegante
y con una melena rubia espectacular , la veo por el espejo , me siento incomodo
porque pienso que se va a reír de mi , de pronto levanta la cara , casi me rio
yo , pero no , su mueca es mas aplanada que la mía , me siento junto a ella ,
me mira y me tiende la mano , de manera muy nasal , casi no la entiendo , me
dice.
-Me a mo o la.
La
he entendido , me dice que se llama Lola.
-o me a mo C
los. (Me llamo Carlos), le digo yo , escuchando mi propia voz y siendo
en ese momento consciente ,de un problema adicional , no puedo hablar porque
parezco un tonto de baba.
Nos
miramos con tristeza , ella me dice que ha venido a comprar una crema especial
para “Desaplanar narices” , dice que es muy efectiva , los dos nos levantamos
del banco y entramos en la tienda , al pasar por la puerta me fijo en el
escaparate , no hay espejo , mi voz suena como siempre y la chica que tengo al
lado , muy guapa , compra una colonia de Roverto & Verino , ella no está
deformada , aunque juraría que es la chica de fuera , ella paga y se va , me
toca , el droguero me sonríe como diciendo , o me compras algo o te aplasto la
nariz , compro una colonia de Loewe , para Marta , nunca es mal momento para un
regalo , salgo y me toco la cara , todo parece normal , miro atrás como si
alguien me persiguiese , no sé , un
droguero aplastador de narices y bailarín y corro , y no paro de correr en dos
manzanas , voy tocándome la cara y cerciorándome de que sigo siendo yo , mientras
pienso , ¿Quién te manda pegar la nariz en una droguería?.
Iñaqui Junquera
Cuento
Fin.
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