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martes, 5 de junio de 2012

El Cliente Menguante




Genaro pidió un anís, la barra estaba tan abarrotada que ni Carlos el dueño , ni la chica nueva le oyeron , a esa hora eran casi todo taxistas , y viajeros que cogerían el tren o se bajarían de uno ,  desayunaban en el bar de la estación , bueno en uno de ellos , en el que suelen frecuentar los taxistas  cerca de la parada .
Genaro insistió.
   -Anís cooon Monitoooo para el señoooor - Dijo Carlos , y en un alarde de virtuosismo y después de apurar la botella del mono , abrió otra y la volteo en el aire para terminar de llenar la copa , Genaro pago y apuro el chispazo en menos tiempo del que había tardado el camarero en servírselo .
Ya en la cola de taxis, no le faltaba mucho para cargar ,  el rato lo paso charlando con uno y con otro , a las 9.35 AM mas , menos saldría otra oleada de pasajeros, y esta , seria gorda , era la que esperaban , el AVE de Barcelona , además llegaban cuatro o cinco trenes de ciudades cercanas ,mil seiscientos o dos mil pasajeros, difícil no cargar.
 La avalancha de gente con maletas fue subiéndose a los coches , los taxistas guardaban las maletas en el maletero vigilados por los clientes , Genaro cogió a dos chicas jovencitas que venían de juerga a la ciudad , de Salamanca ,las llevo a la calle Hermosilla 34 , no dejaron propina , los jóvenes nunca lo hacían y los no tan jóvenes , ya tampoco , con la crisis , no.
Allí cogió a una señora que no paraba de hablar por el móvil , incluso le pidió que bajase su programa de radio preferido “Rock&Gol” , era de esas impertinentes que se enfado por que fue por el camino que el considero más rápido , la dejo en el paseo de la Castellana 173 , y Bingo , tres clientes encadenados , allí mismo un señor tremendamente grueso , de los que dan charla , simpático , a la rivera de curtidores - hombre otra buena carrera – Pensó.
El hombre grueso no paraba de hablar , Genaro cogió la Castellana abajo , pero el trafico estaba pesado , no avanzaban , según la radio un camión cisterna de leche la Asturiana se había estropeado a la altura de la Cibeles, estaban atascados . El tío era de esos que acaban cansando y Genaro tenía una increíble habilidad para asentir con la cabeza , como los perritos de las lunas traseras de los coches de los abuelos , y mientras sumergirse en sus pensamientos , el regalo de Marta , se acercaba su cumple y todavía no había pensado nada –Mas cháchara – y el dentista de la niña , era un dineral , pero lo primero era lo primero – Seguía la charla , mas movimientos afirmativos de perrito de  plástico del abuelo .
De pronto el trafico se acelero.
Si se colaba por Felipe II y después por Alfonso XII , para llegar a  Alcalá , así se quitarían lo de la leche –Pensaba Genaro , cuando al mirar al asiento de atrás de pronto se pego un buen susto.
El tío que había hablado sin parar la ultima media horas , vestido con un traje del montón y camisa blanca y corbata,  que parecía un zeppeling a punto de explotar , estaba horondo y colorado , el cuello de la camisa abotonado le producía un rodete de carne rosada que rodeaba el cuello por debajo de la papada , convirtiendo al cuello del hombre en una caricatura de Michelin , pero aquel que estaba sentado allí detrás , no parecía el mismo , aunque lo era , eso seguro , seguía parloteando , pero estaba mucho más delgado , era como si se hubiesen encontrado después de diez meses de intenso régimen de adelgazamiento,  pero con la misma ropa , el hombre tenía la camisa abotonada pero era siete u ocho tallas más grande que su cuello y la ropa colgaba flácida sobre la anatomía de aquel tipo , que hacia un rato, había tenido dificultades para introducirse en el taxi .
El cliente seguía rajando , el taxi ya estaba debajo del cartel se Schweppes de la gran vía , y cuando miro detrás empezó a tener miedo , el tipo no solo estaba mucho más delgado , parecía un chiquillo dentro de la ropa de aquel gigante , y el hombrecito no paraba de cacarear  , le había cambiado la voz , la tenia mas de pito , pero parecía el mismo.
Genaro se paro con las luces de emergencia puestas y se giro hacia atrás , el pasajero le estaba contando que las obras de la ciudad interrumpían la vida de los ciudadanos pero que sin duda eran necesarias o algo más o menos por el estilo , conversación que no albergaba rasgos alarmantes de que le pasase nada , poro Genaro veía como se consumía , incluso se inclino para mirar al suelo de la parte trasera esperando encontrarse litros y litros de grasa inundando el coche,  pero lo que vio fue unas ropas ahuecadas y unos zapatos enormes para aquellos pies , como si aquel individuo hubiese sustituido sus ropas y calzado por arte de magia por otras cuarenta números mayores .
 El taxista  insistió .
   -¿Se encuentra usted bien? , ¿Necesita ayuda? , ¿Le llevo a un hospital?.
   -En absoluto , me encuentro perfectamente , lléveme por favor a la Rivera de Curtidores , ….Bueno como le iba diciendo…..
Genaro extrañado se giro y se recoloco en su puesto , o el veía visiones o aquel menda se disminuía por momentos , pero el cliente se comportaba como si aquello fuese lo más normal del mundo , Genaro no podía hacer mas , arrancar y llevarle a su destino.
Por la Gran Vía hasta Sol , Carretas…. , se volvió de nuevo , más preocupado , el espejo retrovisor no dejaba ver mucho , la cabecita del hombrecillo y de milagro ,parecía ser ya de la altura de un niño  , aquella voz que se había ido aflautando dos o tres calles más atrás ahora encajaba con aquel cuerpecillo , un brazo , ya desnudo , pasaba holgadamente por el cuello de la camisa , como si de una jovencita provocona enseñando hombro se tratase , de pronto el taxista vio lo que pasaba , aquella absurda persona retráctil trago saliva ,y como si de un extraño bicho se tratase,  menguo delante de sus narices , se hizo literalmente más pequeño , y el tío se comportaba como si tratase de un proceso tan natural como respirar o parpadear , algo fisiológico que no merecía comentario  por harto común, pero no lo era , coño , no lo era.
El extraño ser que estaba allí sentado se coló por el grandísimo agujero del cuello de la camisa , se quedo sentado allí en medio , como si estuviese en el nido de un velociraptor mega grande , pero era un tío , un puñetero cliente encogido, reducido como la cabeza de un jibaro.
La voz no solo se hacía fina y aguda, si no que sonaba lejana , el individuo ,casi  no reconocible ya como humano , volvió a tragar saliva , los coches pitaban tras del taxi , el conductor metió el coche en un hueco de carga y descarga , de la zona china de embajadores , donde están todas las tiendas al por mayor de género oriental , miro para atrás , en el hueco del cuello de la camisa no vio nada , ni a nadie, luego algo se movió por debajo de la tela , como si allí,  hubiese un pequeño ratoncillo , el mismo hombrecito salió de debajo totalmente desnudo , tenía un pitirrin colgante que parecía un alfiler , en su conjunto no debía de medir más de 5 centímetros .
Genaro vio con terror como el juguete humanoide en el que se había convertido su cliente trago saliva , y otra vez , la ultima  que le pudo ver era como uno de aquellos mini soldados de plástico que se sacaban de un sobre de papel con escenas bélicas dibujadas , tenían una base de plástico y eran de color verde , el mini cliente era rosa pero se parecía mucho , la siguiente vez que disminuyo , supuso Genaro , que por tragar saliva  , no lo volvió a ver más .

El conjunto de pertenencias del cliente menguante , lo entrego en la oficina de objetos perdidos , le costó bastante explicar como un cliente había dejado toda su ropa en el taxi , simplemente ahí estaba , dijo el taxista.

Al coche de Genaro los compañeros le llaman “El Guarro” , el jamás pasa una aspiradora por su interior , tiene la lejana ilusión de que un día su cliente perdido germinara en el asiento de atrás  y la esperanza de que haya dejado de tragar saliva.


Ignacio Junquera
Cuento
Fin

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